LA TRANSHUMANCIA
Una de las labores importantes que ha tenido Bocígano a lo largo de su historia es la de la transhumancia.
A lo largo de las cañadas, caminos y cordeles, los pastores de éstas tierras serranas han recorrido kilómetros y kilómetros para conducir su ganado, sus enormes rebaños a otras lejanas tierras para evitar los rigores del invierno.
La partida de los pastores transhumantes era algo cargado de emoción. Se iban muy lejos, y a pie. Hoy en día aún se practica la transhumancia en varios puntos de España, pero no son éstos tiempos los mismos que aquellos. Entonces se iban hijos y familiares a cientos de kilómetros y ni existía el teléfono ni el tren, ni el automóvil, que hoy en unas escasas horas te pone en el lugar que se necesite si surge algún problema. Se iban y no se sabía de ellos en muchas semanas, a no ser que enviasen alguna carta.
Partían con su zurrón cargado, conduciendo sus ovejas merinas. Los pastores transhumantes solían ser muchos de ellos mozos solteros. El recorrido no lo sabemos con exactitud, pero lo más probable y seguro es que tomasen un camino pastoril hasta Buitrago y allí enlazasen con la Cañada Real Segoviana que baja por toda la provincia de Madrid. Después, enlazarían con la Cañada Real Leonesa en tres posibles puntos: El Espinar (Segovia), El Escorial (Madrid) o bajando hasta Villamanta y continuando hacia el oeste hasta Las Rozas de Puerto Real por donde seguirían el camino. Una vez en la Cañada Leonesa, bajarían ya directamente hasta Extremadura, que era su punto de destino.
En el censo de Floridablanca del año 1786, se define así a los transhumantes de El Bocígano:
"Todos tienen como ocupación sus cortas labores. Los mozos solteros bajan a invernar a Extremadura con sus ganados merinos transhumantes".
Era la gran "aventura" de los jóvenes de El Bocígano para ver otros parajes, otros pueblos y lugares tan distintos de los suyos. A lo largo del camino se hospedaban en chozas, casillas, navas, majadas, etc. Casas pastoriles que todos los años esperaban a los pastores que venían de El Bocígano y sus pueblos cercanos conduciendo grandes rebaños que se alimentaban en los pastos y praderas del camino. En las chozas, al amor del fuego, recordarían su pueblo de origen, su familia, su novia...
La fiesta de despedida de los mozos que se iban era casi un ritual. De ella procede el actual rito de la fiesta de "La Machada".
Al finalizar el frío, desde el llano extremeño, con sus pueblos grandes y encalados, los pastores transhumantes volvían con sus rebaños de nuevo por las Cañadas Leonesa y Segoviana, hasta su tierra en donde les esperaba una calurosa y festiva acogida y recibimiento.
Recordemos una popular canción la canción que canta a los pastores transhumantes:
"Ya van los pastores a la Extremadura
y dejan la tierra
triste y oscura"
Qué alegría debía ser para los vecinos del pueblo cuando los pastores aparecían de nuevo bajando por la cuesta de la plaza de el Bocígano.
0 comentarios