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EL BOCIGANO

ARQUITECTURA, PATRIMONIO, ARTE Y MONUMENTOS

BOCIGANO Y LA ARQUITECTURA POPULAR

BOCIGANO Y LA ARQUITECTURA POPULAR

Bocígano se halla en una zona en la que hay un determinado tipo de construcciones similares en los pueblos cercanos entre sí. Podemos incluírlo en el tipo de construcción que se da en la Hiruela, Montejo, Cardoso, La Puebla, etc. Se halla también muy cercano a la conocida comarca de los "pueblos negros", llamados así por estar hechos de lajas, un material pizarroso muy oscuro, pero no comparte exactamente éste tipo de construccion, aunque se aproxima.

La arquitectura característica de El Bocígano es de piedras oscuras en maspostería unidas entre sí con algo de argamasa, normalmente barro. Los mampuestos aparecen ligeramente careados ó concertados, es decir, que el constructor popular mataba aristas a las piedras para dejarlas más regulares y facilitar su colocación. En la mayoría de las casas, las paredes son enteramente de piedra, formando muros de carga anchos y consistentes.

Sin embargo, se da el caso de que en un determinado grupo de casas, aparecen unas vigas de madera en la parte exterior, formando una estructura de rollizos de madera que separa el piso bajo del piso superior y a la vez hace un curioso refuerzo en las esquinas.

Este tipo de estructura es un caso aparte que el arquitecto especialista en arquitectura rural Carlos Flores observó con asombro, pues es propio de la provincia de Soria. De todas formas, la arquitectura de Bocígano puede estar influída por otras al ser un pueblo por el que han pasado pastores transhumantes de otras lejanas regiones y haberse establecido aquí.

Las paredes exteriores de varias casas aparecen hoy diía encaladas ó enfoscadas de arena y cal ó cemento.

El número de pisos suele ser de dos: un piso bajo para la vivienda y otro alto para meter paja y grano, llamado "cámara"[1]. En otras regiones se llama sobrao o doblao.

Las casas no son todas iguales. En otras, el pajar está en un edificio aparte. Las cuadras están igualmente en portalones anejos a las viviendas. Lo que sí observamos es que en el siglo XVIII, todas las casas de que hace mención el catastro de la Ensenada, poseían siempre dos cuartos, cocina y caballeriza y cámara.

En ésos dos cuartos dormía la familia. La cocina es el lugar principal para pasar la mayor parte del tiempo: hablar, estar, comer, cocinar, etc..., junto al fuego.

Podemos ver algunos ejemplos de las descripciones de los habitantes de Bocígano sobre sus casas, hacia el año1750:

Casa de Alonso García

Es una vivienda baja con 2 cuartos, cocina con su horno, caballeriza y cámara. Situada en la calle de la Fuente.

Casa de Juan Cruz

Vivienda baja, 2 cuartos, caballeriza y cámara para meter paja que se come su ganado. Calle Real.

Casa de Marcos García

2 suelos (pisos), 1 cuarto en bajo, cocina con horno de pan. Cámara para meter paja y grano.

Casa de José Vicente

"Tiene dos cuartos en bajo, 1 cocina y horno para cocer pan. Mi casa tiene su cámara para tener algo de hierba para mi ganado".[2]

Casa de Gabriel Vicioso

2 suelos, 2 cuartos en bajo, cocina con su horno para cocer pan, caballeriza, "cámara para la hierba que cojo".[3]

Como vemos, en ésta época, lo usual era que cada familia se cociese su pan en su propio horno, pues muchas casas lo tienen. También es normal que el número de cuartos sea de 2. Los suelos eran de baldosa de barro roja en el interior.

Respecto de la cocina típica de éstas casas, es de chimenea de campana en la que suele arder la leña de roble, el árbol más usual por excelencia en la comarca.

Las casas típicas de entonces, son prácticamente las mismas de hoy en día, salvando las pequeñas reformas del interior que se han ido haciendo a lo largo del tiempo para hacerlas más cómodas. El sabor típico se sigue apreciando bastante cuando se ven las casas e incluso cuando entra uno en una cocina y se topa con un regimiento de chorizos y jamones colgados de las centenarias vigas del techo. Hoy en día muchas de las casas que se están construyendo nuevas en el pueblo son de estilo típico, imitando sus fachadas a las de las casas tradicionales en aspecto y materiales.

Del techo vamos a hablar ahora. Los tejados de Bocígano son de teja de barro todos ellos. La teja se coloca de forma normal, con los canales boca arriba y las cubiertas encima.

En otras comarcas de nieve abundante como en Segovia, sólo se colocan las tejas canales, pero en esta comarca, a pesar de la severidad del clima y de las nieves, se usa la teja completa. Este es otro de los aspectos que diferencia a Bocígano de los "pueblos negros" del Ocejón, pues éstos últimos tienen el tejado completamente a base de planchas de pizarra.

Existe un aspecto muy curioso, y es que los pueblos de la arquitectura negra rompen con la arquitectura de los inmediatamente cercanos. Este hecho no es propiamente único de ésta zona de Guadalajara, pues en la parte de Las Hurdes, en Cáceres, existen pueblos de características similares. Es evidente que el material (piedras negruzcas pizarrosas) es el factor determinante para que ése tipo de construcciones, pero ya sabemos que los habitantes de éstas comarcas iban a invernar con su ganado a Extremadura. Entonces, quizá podemos hacernos la siguiente pregunta: ¿Influyeron los pastores de Guadalajara en la arquitectura popular de Las Hurdes?.

Dejando la "arquitectura negra", a la que ya hemos dicho que Bocígano no pertenece, vamos por último a ver la disposición del pueblo, que es irregular, formando pequeñas callejuelas. En el centro de las mismas suele correr un reguero de agua.

Las casas son todas populares. Ninguna ostenta Blasón, ni pasado señorial alguno. El espacio entre casa y casa, es decir, la anchura de las calles es buena y está todo bien ventilado y sano. En algunos casos se forman callejones estrechos llenos de encanto.

El pueblo está situado en lo alto de un pequeño cerrillo, aunque las calles de la parte sur están en ligera cuesta abajo.

Al estar las vías de comunicación principales entrantes por la zona de la sierra de Madrid, es de suponer que el acarreo de ciertos materiales como las tejas y baldosas entrase por ésa parte.



[1] En la sierra Norte de Madrid y en la zona de El Bocígano, ya de Guadalajara; el nombre dado a ésta parte de la casa es siempre "Cámara"

[2] palabras textuales del dueño recogidas en el catastro

[3] Idem. a la nota anterior

LA IGLESIA PARROQUIAL DE SANTA MARÍA LA BLANCA

LA IGLESIA PARROQUIAL DE SANTA MARÍA LA BLANCA

El mayor edificio del pueblo en cuanto a tamaño físico, arquitectura, arte e importancia religiosa del pueblo es la Iglesia Parroquial. No es clara la construcción de su fecha. Pudo ser en el siglo XVII o XVIII tal vez, pues al parecer, en el XVI no estaba o habría una simple capilla. No es de una antigüedad excepcional, pero tiene un valor interesante. Por el exterior presenta un aspecto tosco, aplanado, bajo, con pocas ventanas y varios volúmenes de muros y varias aguas en el tejado. Está toda ella hecha de mampostería similar a la del resto de las casas de la zona, con piedras irregulares unidad con argamasa. La escasa iluminación consiste en ventanas cuadradas pequeñas distribuidas en algunas partes de los muros. La parte de la cabecera del templo termina en un ábside semicircular sustentado con contrafuertes de mampostería.

En el lado "epístola" está la puerta de acceso que es una portada de arco de medio punto con dovelas de piedra de granito. La vieja puerta de madera ha sido recientemente restaurada. Sobre la portada hay un cobertizo de madera también restaurado recientemente, aunque sustituye a otro similar que ya estaba muy deteriorado.

En la parte del lado "evangelio", cerca del ábside, existe adosada a la pared un pequeño altarcillo con una imagen de la Virgen, adornado todo ello con plantas. Gran parte de la pared de la Iglesia fue encalada hace mucho tiempo, y en la reciente restauración ha sido reparada con cemento blanco.

LA TORRE DE LA IGLESIA

LA TORRE DE LA IGLESIA

Está situada a los pies del edificio. Es la de mayor altura de la comarca, aunque en términos generales, ésta torre es de mediano tamaño.

El campanario está orientado hacia el suroeste. La planta es rectangular y su fachada frontal sobresale del resto, dando la impresión de espadaña cubierta por un cuerpo trasero, el cual aloja las escaleras y se cubre con un tejado a tres aguas que sustituye al anterior, que era de una sola agua hacia atrás. La parte delantera o fachada principal consta de dos cuerpos: el inferior está hecho totalmente de lajas de piedra, en mampostería tradicional de la zona, constituyendo, como ya he dicho, una muy gruesa pared maciza.

Todo éste cuerpo inferior se hallaba revocado con una capa de argamasa blanca actualmente restaurada. Es en éste cuerpo, en la pared sur donde se halla el famoso reloj de sol, del que ya hablaré más adelante.

Una vez visto el cuerpo inferior, pasamos al superior. Está hecho todo él de ladrillo rojo macizo y revocado. Consta de 2 ventanas terminadas en forma de arco, orientadas al S.O. Durante un tiempo hubo un madero atado en ellos a modo de barandilla para evitar caídas. Éste cuerpo superior de la torre está terminado en forma de frontón triangular y está coronado con una cruz de hierro.

LAS CAMPANAS

LAS CAMPANAS

Hoy en día, Bocígano sólo cuenta con una única campana, que es de un tamaño aceptable, ni pequeña ni muy grande. Fue instalada sobre los años 40. Está montada sobre un yugo giratorio de hierro, que la permite dar vueltas completas. Se toca manualmente.

LAS CAMPANAS ANTERIORES:

Siempre existieron en la torre de Bocígano dos hermosas campanas de mayor tamaño que la que hoy hay. Su sonido, brillante y potente se oía y retumbaba por toda la sierra. Las escuchaban hasta en La Hiruela. Servían para avisar de cualquier cosa y eran el orgullo de los habitantes de Bocígano, hasta que en 1936 fueron robadas durante la guerra y no se supo más de ellas ni se pudieron recuperar al acabar la contienda. Hacia 1940 fue instalada la actual campana que cumple bien con su misión. Se toca con volteo manual.

EL INTERIOR DE LA IGLESIA

EL INTERIOR DE LA IGLESIA

Nada más pasar por la puerta vemos una vieja y trabajada cancela de madera a cuarterones, y al cruzar ésta, se abre el interior.

Consta el edificio de tres naves, una central ancha y otras dos laterales más estrechas, separadas de la central por arcos fajones apoyados en sencillos pilares cuadrangulares. Estos arcos y pilares son seguramente de ladrillo. Están totalmente revestidos de yeso y cal. En cuanto al techo, no hay bóveda, sino que es de entramado de madera al que se le puso un cielo raso blanco de cañizo y yeso.

En el presbiterio está el retablo mayor, que hace la forma del ábside cóncava. A los pies está el coro, apoyado en alto sobre vigas de madera, y junto a él, la escalera de la torre. Todo el interior se halla encalado.

Recorriendo el lado "epístola", (mirando al retablo, la derecha), observamos la imagen de San Miguel Arcángel, Patrón del pueblo. Es nueva, tal vez fabricada en la década de 1940.

En el lado "evangelio" (contrario al epístola) está la imagen de Santa María la Blanca, Patrona del pueblo, también nueva. Al fondo está la pila bautismal, en un recinto enrejado, bajo el coro. Es grande, de piedra, ligeramente labrada y en cuyo exterior hay una inscripción que dice que "se hizo la pila y el órgano en el año de 1771".

El pavimento del suelo fue puesto hace pocas décadas y es de baldosas de teja. Por todo el interior hay pequeños cuadros del "Vía Crucis". La mesa del altar, el atril para leer y la silla del sacerdote están hechos de piedra y cemento, imitando el estilo de arquitectura serrana.

EL RETABLO MAYOR DE LA IGLESIA

EL RETABLO MAYOR DE LA IGLESIA

Es la pieza de arte más valiosa de la Iglesia. Es de estilo barroco, seguramente del siglo XVIII, y está adaptado a la forma cóncava del ábside.

Realizado todo en madera, arranca directamente del suelo. El primer cuerpo está decorado en color azul-verdoso, con molduras color madera. En el segundo cuerpo, en los arranques de las columnas y los frontales hay unas bonitas tallas barrocas doradas. Consta a partir de aquí el retablo, de tres "calles".

En la calle central, abajo hay una mesa, seguramente nueva, pero muy bien entonada con el conjunto. Dicha calle está enmarcada por dos columnas salomónicas coronadas con molduras. En el centro hay una hornacina con la imagen del Sagrado Corazón de Jesús.

En la calle izquierda, también enmarcada de columnas salomónicas, hay otra hornacina con una imagen del Niño Jesús que puede ser antigua, de madera.

En la calle derecha, similar y simétrica a la izquierda, hay una imagen nueva de una Virgen. El retablo está coronado por una bóveda de tres gajos con relieves dorados sobre fondo azul, del Espíritu Santo. Todo el retablo es en general, de color azulado y dorado. Tiene algunas partes nuevas que sustituyen a otras que se destruyeron, pero está muy bien conservado.

EL ÓRGANO DE LA IGLESIA

EL ÓRGANO DE LA IGLESIA

En lo alto del coro, al lado "evangelio", existió en Bocígano un órgano para acompañar a Misa. Es curioso pensar en un lugar recóndito como éste con un patrimonio musical así. Seguramente lo tocaba el sacristán o algún vecino excepcional que supiese defenderse al teclado.

El órgano estaba bajo un arco, encajado entre el suelo, la pared y el techo del coro. No era un órgano "realejo" o pequeño como cabría pensar, sino un órgano mayor, con fachada decorada con molduras y tallas. Se accionaba con unas palancas para los fuelles, como era usual en éste tipo de instrumentos

Más datos no se saben, quizá tuviese un teclado de "octava corta" y los registros usuales en los órganos del siglo XVIII como "flautado, dulzaina, trompeta, oboe, nasardo", etc

El órgano se estropeó en la guerra de 1936 y ya no se recuperó. Al parecer sobrevivió averiado unos años después hasta que fue desguazado. Debió ser un instrumento interesante, por su ubicación geográfica y sus características sonoras.

EL RELOJ DE SOL

EL RELOJ DE SOL

En la fachada principal de la torre de la iglesia, en un lateral, se halla grabado y pintado en el yeso del revoque un reloj de sol de gran tamaño, redondo, orientado hacia el sureste. Este reloj, que ya ha perdido su aguja, siempre ha despertado curiosidad a las personas que han llegado por primera vez al pueblo. Según nos cuenta la vecina Alba, su tatarabuelo D. Román García hizo el reloj a comienzos del siglo XX. Es de suponer que durante algún tiempo ayudó a los vecinos a controlar las horas. Ha sido restaurado en 2004, siendo un indiscutible símbolo de Bocígano.