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EL BOCIGANO

HISTORIA

HISTORIA DE EL BOCIGANO

HISTORIA DE EL BOCIGANO

Realmente es muy dificil saber cuándo se asentaron los primeros pobladores en éstos parajes. La primera referencia segura que hay es la del muy cercano convento de Santuy, que pudo ser fundado hacia el siglo X, pero Santuy no es El Bocígano. ¿Cuándo, pues, nació nuestro pueblo?. ¿Quienes fueron aquellos hombres, aquellas familias, que un día decidieron quedarse a vivir en éstos picos?.

De la época de fundación puede suponerse que fuese posterior a la repoblación tras la Reconquista, en torno al siglo XII o quizá estuviese fundado de antes. No puede saberse. Pero lo más probable es que sea de fundación tardía, pues las zonas más montuosas solían ser las últimas en poblarse a causa de que las zonas más llanas con clima y geografía más benignos eran las primeras en aprovecharse por los fundadores de aldeas.

Podemos imaginar que los primeros habitantes de El Bocígano serían pastores y ganaderos dedicados en gran número a la trashumancia. El pueblo sería en sus orígenes un pequeño conjunto de chozas de piedra y corrales para cabras y ovejas. La vida debía ser muy dura y puede ser que incluso sus habitantes marchasen en invierno a zonas más cálidas.

El primer dato escrito que quizá nos podría hablar de El Bocígano es una visita episcopal del año 1350 a la parroquia de Colmenar de la Sierra. En éste año, ya existía Colmenar, pero El Bocígano no es nombrado, seguramente porque no tenía iglesia. Sus habitantes, pues, si existía nuestro pueblo, debían desplazarse a Colmenar. Si ello era así podemos imaginar perfectamente a un primitivo Bocígano aún sin evolucionar, de aspecto similar a los insignificantes caseríos hoy despoblados o desaparecidos como La Vihuela, Bustar ó Pinarejo.

La realmente primera referencia escrita totalmente segura, la veremos unas líneas más adelante y es del año 1530. En ése año, El Bocígano era ya una aldea bien definida, aunque seguía sin tener iglesia parroquial. Tal vez tuviese una capilla. En ésa época El Bocígano pertenecía a Colmenar de la Sierra junto con ocho aldeas más. La leyenda popular sobre el origen del pueblo es una escuchada en bastantes pueblos a muchos kilómetros a la redonda, y dice que El Bocígano se fundó por los supervivientes de un envenenamiento a consecuencia de que una salamanquesa cayó en la comida de un banquete de bodas.

Esta leyenda la veremos con más detalle más adelante para no salirnos del tema; pero es muy poco probable que El Bocígano se fundase de ésta forma, pues el pueblo de la salamanquesa dicen que era Bustar, y éste desapareció cuando ya existía El Bocígano. En cualquier caso, la noche de los tiempos, la luna, el frío y el murmullo de los riachuelos y arroyos se guarda para sí el misterio de la fundación de éstos pueblos y la época en que ocurrió la leyenda. En cualquier caso, la historia primitiva de El Bocígano no puede verse individualmente, sino que hay que verla junto con la de las otras aldeas que crecieron junto a él.

Trasladémonos al siglo XVI. El Archivo General de Simancas guarda celosamente las "Contadurías generales" del año 1530, en las que aparece un censo y definición de todos los pueblos de Castilla. Es, como he dicho ántes, el primer dato escrito en el que aparece El Bocígano.

Éste, junto con ocho aldeas más, no era un Ayuntamiento o concejo independiente, sino que dependía de Colmenar de la Sierra, que por entonces era el mayor pueblo de la comarca. No podemos, por tanto, saber datos de El Bocígano individuales, sino que todos vienen incluidos en Colmenar de la Sierra y las restantes ocho aldeas.

 

Aldeas que pertenecían a Colmenar de la Sierra hacia 1530:

- Corralejo

- La Vihuela

- Sinredalta ó Sindredalta

- El Bocígano

- La Hiruela Vieja

- Peñalba de la Sierra

- Cabida

- Pinarejo

- Bustar

Corralejo, Peñalba y Cabida, existen hoy en día. La Hiruela Vieja sobrevivió como pequeño caserío hasta despoblarse a principios del sigo XX y sus ruinas se incendiaron hacia 1952, quedando hoy pocos vestigios. De Pinarejo quedan escasos cercos de piedra y de Bustar, no queda nada; se despobló totalmente y desapareció en fecha desconocida. Los vecinos de El Bocígano atribuyen a Bustar la "historia de la salamanquesa" (otros dicen "lagartija"). Respecto a La Vihuela, que aún figura en los mapas, se despobló a mediados del siglo XX y hoy está totalmente en ruinas y aislado en la montaña, estando sus ruinas amenazadas de derribo por las reforestaciones de la zona.

Y finalmente, de Sinredalta (o Sindredalta) no se ha podido averiguar absolutamente ningún dato, pues nadie ha oído hablar de él, y no hay ningún topónimo, arroyo, etc. ni nada que hable de él hoy en día. En el Catastro de la Ensenada de 1750 ya no figura. Su despoblación debió de suceder entre los siglos XVI y XVII.

La población real de éstos pueblos tampoco la podemos saber, pues en ésta época sólo se contaban los "vecinos" ó "vecinos pecheros", que a efectos catastrales eran como el cabeza de familia, el representante legal de varias personas ó de sí mismo únicamente. Al resto de personas se les denominaba "almas". Es decir, que por poner un ejemplo, un pueblo podía tener cinco vecinos, pero luego en realidad tenía cien habitantes, pues ésos cinco eran los que pagaban los impuestos y respondían ante el estado; es decir; las personas que contribuían.

El número de vecinos de las nueve aldeas más Colmenar era de 288, repartidos así:

- 181 vecinos pecheros

- 33 viudas

- 39 menores

- 11 pobres

- 4 exentos

Luego, estaban los demás habitantes que no figuran en el censo.

En éstos documentos se define a la comarca así:

"Es tierra de sierra que se coge en ella muy poco pan e vino, y el principal sustento es de ganados".

Lo cual nos vuelve a confirmar las duras condiciones en que creció nuestro pueblo y el carácter fundamentalmente ganadero que tuvo desde sus orígenes.

Junto a la ganadería estable, la trashumancia tenía bastante importancia. Esta la dirigían los mozos solteros y de ella procede con toda seguridad el rito de las fiestas de El Bocígano, que veremos más adelante.

La vida continuó en estos parajes. El número de habitantes y de cabezas de ganado fue aumentando. Asimismo, de cara a atender las necesidades del creciente vecindario de los pueblos de la comarca, empezaron a surgir oficios de artesanía, servicios y pequeñas industrias artesanales. Estos eran herreros, sastres, tejedores, etc., que surtían a los vecinos de éstas aldeas, librándolos así de tener que desplazarse a otros pueblos a comprar la ropa, etc. La verdad es que los caminos y vías de comunicación de aquella época no debían de ser para muchos vaivenes. Hablando de caminos, había uno especialmente largo y tortuoso. El camino de El Bocígano a Riaza. Seguramente utilizado por los ganaderos, éste tremendo camino cruza las enormes montañas de la sierra de Ayllón y une la pequeña aldea de El Bocígano con el pueblo segoviano. El medio de transporte más usual por éstos caminos era el burro.

Ya hemos dicho que comenzaron a aflorar pequeños artesanos en El Bocígano y los pueblos de alrededor. Uno de los oficios más conocidos y que se consideró como una pequeña industria de la zona fue el de fabricar carbón vegetal o "cisco". Llegó a haber dos fabricantes de carbón y la pequeña producción carbonera de El Bocígano y Colmenar llegó incluso a exportarse a otros pueblos.

Llegamos así al siglo XVIII. Por ésta época, El Bocígano ya era un pueblo bastante crecido con respecto a sus limítrofes, llegando incluso a superar en número de habitantes a Colmenar de la Sierra. Su iglesia se surtió de buenos ornamentos. Los servicios aumentaban y la población vivía ya a un nivel superior al de otros tiempos pasados. Fue entonces cuando se hizo el Catastro del Sr. Marqués de la Ensenada, que nos da unos importantísimos datos sobre la situación y vida de El Bocígano y su comarca en el siglo XVIII. Por entonces, nuestro pueblo aún dependía de Colmenar junto con otras aldeas. En 1750, las aldeas dependientes de Colmenar de la Sierra eran:

- El Bocígano

- Peñalba de la Sierra

- Cabida

- Pinarejo

- Bustar

- La Hiruela Vieja

- La Vihuela

- Corralejo


Éstas aldeas formaban una jurisdicción, término y alcabatorio, concejo, curato y dezmería. Y pertenecían desde hacía ya tiempo al Marqués de Montesclaros

Como vemos, ya no existe Sinredalta ni se hace mención de ella como despoblado. Aparece sin embargo en los documentos catastrales de ésta época un caserío llamado SANTUI. El caserío de Santui o Santuy fue un antiguo convento medieval que estaba situado muy cerca de Bocígano, al borde de la carretera o camino que une El Cardoso con nuestro pueblo. A pesar de su desaparición como monasterio, en aquel lugar vivía gente en el siglo XVIII e incluso había un sacerdote para atenderle.

El término municipal de entonces (año 1750) era la unión de todas las aldeas y medía entonces aproximadamente, de Oriente a Poniente legua y media; de mediodía a norte (S. a N.): 3 leguas y de circunferencia: nueve leguas. Para andar de parte a parte, debido a lo áspero del terreno, se necesitaban trece horas.

"Lo ocupan en mayor parte sierras, peñascares, barrancos inútiles, etc.", según nos dice el catastro.

Por entonces, lindaba al este con el término de Campillo de Ranas y El Vado, al oeste con La Hiruela de Buitrago y El Cardoso, por donde atraviesa el río Jarama. Al sur, con la Puebla de la Mujer Muerta (hoy Puebla de la Sierra) y al norte con el de Riofrío de Riaza. Bocígano perteneció a la tierra de Sepúlveda, Obispado de Toledo, arciprestazgo de Uceda y partido judicial de Tamajón.

 

***

Ya en éstos años se cultivaban hortalizas y amplios cultivos de lino. También árboles frutales, secano, etc. La industria de los molinos estaba en pleno rendimiento y ya se citan apellidos de propietarios de molinos y colmenas. El esfuerzo de los habitantes de Bocígano por el desarrollo de su pueblo ya estaba dando sus frutos.

Había en ésta época en Bocígano:

- 22 caballos y yegüas donadas

- 16 potros y potras

- 4 mulas domadas

- 93 vacas

- 58 cerriles de novillos y novillas

- 30 pollinos domados

- 82 cerdos y cerdas

- 1.200 carneros

- 2.900 ovejas

- 1.400 corderos

- 161 machos cabríos

- 642 cabras

- 82 primales (oveja de un año)

- 244 chivos

 

Esta lista nos da una idea de la riqueza que experimentó el pueblo. Las extensas praderas y dehesas alimentaban al gran número de caballos, vacas, etc. que pacían tranquilamente por la naturaleza.

En cuanto a los habitantes del pueblo, superaban de sobra los doscientos e incluso puede que los trescientos. Es muy difícil saberlo con exactitud pues ya he dicho que únicamente se contaban los ."vecinos pecheros".

Esto era así en 1750:

PUEBLO

VECINOS

VIUDAS

Bocígano

Bustar

Cabida

Hiruela Vieja

Peñalba

Corralejo

La Vihuela

Pinarejo

Colmenar

52

7

27

13

49

15

1

6

41

6

1

2

-

8

2

-

-

-

Se ve que Bocígano ya era el más poblado, incluso más que su capital, Colmenar. Nuestro pueblo ya era así:

Tenía Bocígano:

- 60 casas

- 11 casas huecas (sic)

- 1 solar

 

Había asimismo taberna y un médico cirujano que atendía además a otros pueblos cercanos. Bocígano comenzaba a superar a Colmenar en servicios y equipamientos. La historia en pleno desarrollo continúa. Sonaban los apellidos de los vecinos y las familias más acomodadas del pueblo: Los Vicioso, los Serrano y los Palomino.

OFICIOS ARTESANOS Y TRADICIONALES

OFICIOS ARTESANOS Y TRADICIONALES

Como ya hemos visto, en Bocígano, los primeros pobladores debieron ser pastores trashumantes, y alrededor de esa actividad ha girado la vida del pueblo durante mucho tiempo. En el Catastro de la Ensenada se califica a casi todos los cabezas de familia como "labradores", pero era el ganado bovino y ovino la principal ocupación de los habitantes del pueblo.

El terreno montañoso era también propicio para la instalación de colmenas, cuyas abejas acudían a las flores de las matas silvestres.

Asímismo, los ya menciconados oficios de artesanía como el herrero, el fabricante de carbón, el molinero y el tejedor, atendían de servicios tan necesarios al pueblo.

Veamos a continuación las tiendas, oficios artesanos y cultivos que tenía Bocígano en el siglo XVIII:

 

Las colmenas

Había en Bocígano un total de 23 colmenas que estaban situadas por los montes para que las abejas acudieran a libar las flores de los matorrales y plantas silvestres.

La labor de recogida de la miel y la cera se realizaba con los tradicionales métodos de rotar los panales ó simplemente sacándola con utensilios para el caso, y ocupaba a las familias de los propietarios durante la época de la recogida. Actualmente aún se colocan colmenas nuevas en Bocígano.

Fraguas y herreros

Había también herreros, un oficio cuya labor era tan necesaria entonces a la hora de fabricar cualquier cosa y tener que usar clavos, herramientas etc. Asímismo y naturalmente, las herraduras de los borricos, mulas y caballos, que eran el principal medios de transporte por aquellos tortuosos caminos y veredas se hacían en las tres fraguas existentes en Colmenar, Bocígano y Peñalba. Las viejas fraguas de la sierra fueron un elemento muy típico en todos éstos pueblos.[1]

El hierro se traía de lejanos lugares ó bien se aprovechaban hierros viejos del propio pueblo, pues existía un tendero de quincallería del que ya hablaré más adelante, que se dedicaba a los cacharros y objetos de metal.

Existía un herrero en Colmenar, uno en Bocígano y uno en Peñalba de la Sierra. El de Bocígano era Blas Palomino.


Fabricantes de carbón

En Bocígano había dos fabricantes de carbón vegetal o cisco. A ésta actividad se le llama "carboneo". La fabricación de carbón vegetal servía incluso para exportarlo a otras comarcas, transportándolo en mulas dentro de unas alforjas, montañas abajo.

El carbón vegetal tiene varias formas de hacerse según las regiones. En Castilla la Nueva, que es la tierra que nos ocupa, lo usual es amontonar ramaje, prenderlo fuego hasta que arda bien e irlo apagando para evitar que se haga cenizas, echándole agua. Después, se deja secar y se ensaca.

El carbón vegetal es un excelente medio de calefacción cuando es encendido en los braseros, para combatir los fríos.


Molinos y molineros

Estas sencillas y antiquísimas construcciones de piedra en mampostería enmarcan una de las industrias más antiguas con que cuenta el Bocígano y su comarca.

En el siglo XVIII había en la zona bastantes molinos. Hoy en día sólo quedan en pie y en desuso tres y varios están en ruinas o únicamente queda la presa de mampostería que servía para retener el agua del río.

Había en Colmenar un molino con su casilla en el río Jarama. En el arroyo del Cañamar había otro molino que pertenecía a Pedro Bernardo, Eugenio Serrano y Francisco Serrano. Todos ellos eran vecinos de El Bocígano, pero este molino estaba y aún hoy está situado en Peñalba de la Sierra, en el citado arroyo del Cañamar.

Luego existían numerosos molinos, uno de los cuales no funcionaba por estar desbaratada la presa y otro por estar inundado. Este último se dice que era de una sola piedra o muela.

Existían otros dos, uno propiedad de Pablo Bernal y Pedro López y por último, el molino del Batán, llamado así por estar en la confluencia del arroyo del Batán con el río Berbellido. Era propiedad de Juan López y Rafael Serrano, vecinos de El Bocígano.

La función de éstos molinos es de moler cereales para hacer harina y su forma de funcionar es por medio de la energía hidráulica conseguida a partir del agua de los arroyos, estancada mediante toscas presas de piedra en mampostería. El total de los molineros en todos los pueblos de la zona, incluído El Bocígano era de nueve.


Los tejedores y el sastre

Para confeccionar las ropas de los campesinos, hacer sábanas, mantas, alforjas, etc., existían tejedores y un sastre en El Bocígano.

El principal material que se usaba para tejer era el lino. Existían lugares en donde crecía lino y éste se recogía y se preparaba para tejerlo en los telares. En un documento de 1786 se dice que "Los fabricantes son tejedores de lienzos de lino".

Hacia mediados del siglo XVIII, había tres tejedores en Bocígano. Estos eran: Pedro Bernardo, Manuel Vicioso y Tomás Gordo.

Pero llama la atención la existencia del sastre de Bocígano, quién hacía un gran servicio a los vecinos, haciéndoles el traje en el mismo pueblo, lo cual nos indica cómo la ropa que se usaba de forma tradicional en éste lugar era totalmente autóctona.


Los cirujanos y médicos

No tenemos datos sobre las enfermedades que predominaban en ésta época en el pueblo en particular, pero bien pudiera valer una lista de las que padecían los de Montejo de la Sierra y Buitrago, a no más de 30 Km. de distancia, que muy probablemente serían las mismas que en El Bocígano. Estos males solían ser las fiebres tercianas (que aparecían cada tres días), los dolores de costado, reúmas, hinchazones y dolores de muelas[2].

Observando el cuadro de enfermedades de los pueblos de la sierra, vemos que éstas comarcas eran bastante menos propensas a las enfermedades infecciosas porque el frío de las montañas y el clima influía bastante en ello. En los pueblos del llano es más propio que se diesen casos de infecciones intestinales y del estómago, provocadas por el mal estado de los alimentos y agua en estaciones calurosas. En cambio, en la sierra, las enfermedades más comunes eran los dolores e hinchazones provocados por el frío.

En Bocígano residía un cirujano y en Colmenar otro. Estos dos médicos atendían todos los demás pueblos de la zona. El cirujano se ocupaba además de las labores de barbero, es decir, afeitar y cortar el pelo a la gente y sacar muelas a los que hiciere falta. Sabemos también que el cirujano de Bocígano atendía también al madrileño pueblo de La Hiruela de Buitrago.

En el arroyo de las Salineras, de la Hiruela, crecía una hierba llamada carqueja o retama humilde que se decía: "Cuio uso y utilidades para la medicina, escribió una Disertación el Rmo. Sarmiento. La agua cocida con ella es sudorífica a el modo de las aguas minerales sulfúreas y cura tumores, abscessos y otros géneros de males y la bienen a buscar de Madrid y otras tierras"[3].

Estas plantas medicinales serían usadas muchas veces por el cirujano de Bocígano-La Hiruela.

Los cirujanos eran personas bien preparadas para la modesta medicina de entonces gracias a una ley que promulgó Felipe II en el siglo XVI sometiendo a los aspirantes a cirujanos a severos exámenes teóricos y prácticos.

En el siglo XVII, continuaba atendiendo a La Hiruela el cirujano de Bocígano. Pero desconocemos de qué médico era subordinado, pues todos los cirujanos tenían a un médico como jefe de zona.

Por último, en el siglo XIX, en 1850, se nos dice que las enfermedades más comunes en Bocígano eran el reúma y el dolor de muelas.

 

Los sacristanes

La figura del sacristán era también muy importante en éstos pueblos. No sólo atendía la iglesia, sino que en muchos casos, hacía de maestro de primera letras.

No tenemos datos sobre que hubiere maestros en Bocígano en el siglo XVIII, por lo cual, seguramente era el párroco o el sacristán el que enseñaba a leer y escribir, etc. a los niños del pueblo; cosa usual en los pueblos sin maestro de la época.

Aparte de tocar las campanas y ayudar a misa, el sacristán cumplía varias funciones más. Había un sacristán en Bocígano, otro en Peñalba y otro en Colmenar de la Sierra. Al de Bocígano le pagaban 250 reales de vellón por su trabajo en los entierros, aniversarios y funciones.

 

Tabernas y taberneros

Había una taberna en Bocígano, otra en Colmenar, otra en Peñalba y otra en Cabida.

Podemos imaginar que eran pequeños establecimientos con su suelo de tierra, un ineterior de piedra, vigas de roble viejo y cubas y pellejos llenos de vino, ideales para tertulias con los amigos y hablar de los temas del pueblo: que si la caza, que si las cosechas, los lobos, el estado del tiempo... Sería allí donde, a la luz de los candiles donde se bebería vino junto a los vecinos tras las faenas del campo, en las frías tardes del invierno montañés.

Hoy en día existe una taberna en el Bocígano, que es a la vez tienda de comestibles, de cacharros y diversos artículos.

 

Tienda de aceite, pescado y panadería

Existía en El Bocígano también una tienda en la que se vendían éstos productos. Sorprende lo del pan, pues Bocígano fue tradicional que el pan lo hiciesen los propios vecinos en un horno colectivo que había en la cuesta que baja a la plaza.

El aceite se traía de otras comarcas. El pescado no hacía falta. En el río Berbellido siempre se han pescado excelentes truchas. De todas formas, no faltaría entonces el bacalao seco y los salazones.

 

Ni mesón ni carnicería

En éstos tiempos, no había en Bocígano ningún mesón para viajeros, pues ello quizá se consideraba innecesario al no ser lugar de paso habitual hacia ningún lugar. Tampoco había tienda de carnes, ya que casi todos los vecinos tenían ganado y sabían hacer matanza y despiezar la carne por sí solos.

Tan sólo se mataba de forma "colectiva" en los días de fiesta ó cuando había enfermos que necesitasen carne fresca extra para reponer fuerzas y vencer la enfermedad. Cuando era fiesta se mataba un carnero y cuando había enfermos se mataba uno cada ocho días. De éstos últimos carneros podía comer cualquiera que lo necesitase.


OTROS OFICIOS

Había además en Bocígano un arriero que se dedicaba exclusivamente a ello y un tendero de quincallería. El quincallero comerciaba con herrajes, metales, calderos, sartenes viejas, clavos, herraduras, etc.

 

***


LA CASA DE LOS POBRES

Una aspecto curioso de éstos tiempos es la "casa de los pobres", situada en Colmenar de la Sierra, que por entonces era pueblo capital de El Bocígano, por lo cual también concierne a ésta localidad.

La Casa de los Pobres estaba sostenida por el ayuntamiento y se trataba de un local para que se recogiesen en él los pobres sin hogar de la comarca. A juzgar por la descripción que de él se hace, el hogar debía de ser tan pobre como sus moradores, pero al menos tenían un techo para cobijarse. La descripción de la casa de los pobres es:

"Hay una casa para que se recojan los pobres y se compone de un cuarto, cocina y portal. No tiene cama alguna y su renta es de 21 reales".[4]



[1] Cerca de El Bocígano hoy en dia podemos ver la fragua-museo de Horcajuelo de la Sierra (Madrid), un interesante ejemplo de el aspecto y funciones de éstos talleres tradicionales en la zona.

[2] - "Buitrago y su tierra" (Matías Fdez.)

[3] - "Op. Cit.": (Matías Fdez.)

[4] Catastro del Marqués de Ensenada, 1750, Prov. de Guadalajara

ORIGEN DEL NOMBRE

Origen del topónimo

Es difícil averiguar de dónde viene la palabra "Bocígano". No obstante, hay pistas que nos pueden ayudar a saberlo.

En Segovia existen dos pueblos llamados Bocigas y Boceguillas. En Cuenca hay otro llamado Buciegas, cuyo nombre es similar a Bocígano.

El origen, seguramente es el mismo y significa "Buey". Las raíces son "Bos" > "Buey"[1], y con toda seguridad alude al ganado bovino abundante en el pueblo y a sus corralizos. Bocígano, por tanto, significaría "lugar de bueyes", al igual que el nombre del citado pueblo conquense de Buciegas.

De todas formas, la toponimia es siempre un tema muy complicado, pues siempre hay variaciones, deformaciones de palabras, raíces latinas, árabes, etc.., que pueden prestar a confusiones, aunque lo más seguro es que "Bocígano" viene de "Buey".



[1] "Heliodoro Cordente, toponimia conquense".

LAS FAMILIAS Y POSESIONES EN BOCIGANO HACIA 1750

LAS FAMILIAS Y POSESIONES EN BOCIGANO HACIA 1750

En el Catastro del Marqués de la Ensenada se recoge a todos los vecinos de El Bocígano y sus esposas e hijos, e incluso a los criados. Ello nos muestra una serie de aspectos y curiosidades que nos acerca a conocer un poco más a los habitantes del pueblo de entonces.

Vemos que los apellidos se repiten con frecuencia, siendo lógico, en un pueblo tan pequeño. Por ejemplo, hay un dato curioso, y es que en muchas familias, los hijos son a veces un poco "tardanos", es decir, que los padres los tienen a una edad un poco avanzada. En otras familias, como era usual en épocas antiguas, se tienen muchos hijos, el primero nace siendo los padres muy jóvenes y el último cuando los padres son mayores.

Pongamos por ejemplo a la familia Serrano: Juan Cruz Serrano, labrador, de 40 años de edad, estaba casado con Ana Alonso, de 31 años. Sus hijos eran: María, de 3 años y Manuela de medio año. Aquí vemos la amplia diferencia de edad entre el marido y la mujer, pero también hay que advertir que las edades mencionadas en los catastros de éstas épocas nunca son exactas, excepto las de los niños, porque en aquella época era difícil llevar la cuenta de la edad de uno, pues el modo y circunstancias de vida hacían que se perdiese el interés y la atención hacia el año en que uno nació, que acababa muchas veces por olvidarse. Para elaborar los catastros, simplemente se les preguntaba oralmente a las personas. Tan sólo la verdadera edad de los habitantes estaba registrada en los libros de bautismo de la iglesia y quizá más de uno se llevase una sorpresa al ver en uno de ésos libros su edad y el margen de error de la que él se atribuía. Los niños, por ser su edad más corta, era más sencilla recordarla.

Así vemos por ejemplo el exagerado caso de la familia de Francisco Espinosa. En el registro se cita a D. Francisco Espinosa, labrador, de 75 años, casado con María Pérez de 67, con una hija de 21 años y un hijo de 19. Parece muy raro que la mujer tuviese a éstos sus primeros hijos con más de 55 años de edad. Seguramente se trata de alguno de los mencionados errores en la cuenta de las edades.

Una de las familias con varios hijos es la de Antonio Pérez, labrador de 46 años, casado con Antonia Vicente, de 44. Sus hijos eran Salvador, de 14 años; Antonio, de 6; Angela, de 10 y Juana, de 8. Y como éstas, otras muchas familias con varios hijos de edades comprendidas entre 0 y doce años.

Bocígano tenía una considerable población infantil. En aquella época se necesitaría una escuela de primeras letras para enseñar a los niños a leer, escribir, etc. No tenemos noticia sobre que hubiese ningún maestro en ésta época (1750) ni en El Bocígano ni en ninguno de los otros pueblos lindantes, pero había para atender todos los pueblos 3 sacristanes. Uno vivía en Colmenar, otro en Bocígano y el otro en Peñalba. En aquella época y particularmente en un lugar recóndito como ésta zona, los sacristanes eran los que en muchos casos, se ocupaban de enseñar a leer, escribir, sumar, etc. a los niños de los pueblos, también el cura párroco desempeñaba ésta tarea en los pueblos en los que no había maestro o era difícil mantenerlo con el dinero del Ayuntamiento y limosnas de los padres.

Para ofrecer algunos datos más sobre familias de Bocígano en el Siglo XVIII, citaré algunas más:

  • Marcos García, labrador, 49 años, casado con Francisca Serrano, de 46; hijos:, Bernardo, 23 años (trabajaba cuidando ganado), Agustín, de 17 años, Francisco, de 20 y Misericordia, de 14.
  • Familia de Juan Fernández, labrador, 33 años, casado con Manuela Fonseca, de 26, hija: Juana, de 4 años.
  • Familia de Joaquín Serrano, de 36 años, casado con Mariana Rodríguez, de 36, sin hijos.
  • Familia de Juan López, labrador, de 58 años, viudo, hijos: Marcos, de 23 años, Pastor, de 12 años, Juana de 20 años y Eugenia de 15.
  • Familia de Francisco Hélices, casado con Paula Serrano, hijos: Marcos de 12 años y Gabriel de 4 años.
  • Familia de Alonso García, labrador de 40 años, casado con María Diez, 40 años, sin hijos. Tenían un criado que se llamaba Jerónimo, de 15 años.

El concepto de "criado" lo debemos entender como "empleado para cuidar huerta y ganado".

Lo más seguro es que Jerónimo fuese huérfano y viviese en casa de Alonso y María, quienes lo cuidaban como si fuese de la familia.

En El Bocígano había un total de 58 familias en 1750.

Un pequeño huérfano: León Díez

Uno de los 52 vecinos "pecheros" de Bocígano era León Diez, de 12 años que se le cita como "soltero". Este niño pasó a ser contado como "vecino" porque sus padres, que se llamaban Manuel Diez y Catalina Fernández habían fallecido, dejándole a él y a sus dos hermanos con una buena herencia de tierras y una casa en el pueblo.

Al ser aún muy joven, León tenía como tutor a su hermano Juan Diez, de 30 años, casado con Bernarda Vicioso. El matrimonio no tenía hijos. Es muy posible que León viviese en su misma casa con ellos. La casa de Juan y León Diez está repartida por la herencia de sus padres, y a su vez con su hermana de 15 años.

La casa propiedad de León Diez está descrita así: "2 cuartos en bajo y cámara en alto. Linda con la calle Real y con la Callejuela".

Juan Diez nos describe la casa así: "Tiene dos partes: Vivienda en bajo, una cocina, caballeriza, un guardo, la mitad de la cámara y la mitad del portal es lo que me tocó a mí". Lo cual indica que la casa de Juan está repartida entre otros: su hermano León y la hermana de 15 años. Lo difícil de averiguar es dónde vivía cada uno, pues en el catastro se menciona la posesión. Lo más seguro es que León Diez, al tener a su hermano como representante legal y tutor, viviese con él y con la mujer de éste.

León Diez, a sus doce años era en 1750 el "vecino pechero" más joven de Bocígano.


Una observación curiosa

En el catastro de la Ensenada se ve que pese a lo pequeño del pueblo, a su situación recóndita, etc., los habitantes en su mayoría saben escribir y firmar con su nombre, en una época en que el analfabetismo era muy alto entre la gente rural.

Hubo quien a primeros del siglo XX observó que en las zonas de clima duro, el analfabetismo era más bajo que en las zonas llanas. No puede asegurarse con certeza, pero puede hacerse un estudio que analizase el porcentaje de personas que sabían leer y escribir en Bocígano y si era alto o bajo con respecto a otros lugares, etc. Lo que parece seguro es que los niños de Bocígano estaban bien atendidos en su educación de letras y números allá por entonces.

FAMILIAS CON MUCHAS PROPIEDADES

FAMILIAS CON MUCHAS PROPIEDADES Como ya he dicho, en Bocígano comenzaban a surgir labradores y ganaderos adinerados que poseían muchas tierras y ganado. También había quién podía sentirse orgulloso de ser dueño de alguno de los típicos molinos harineros que se hallan en la margen del río Berbellido. Uno de los labradores más señalados era por ejemplo, D. Francisco García, de 40 años, casado con María, de 42 años. Éste señor poseía dos casas en el pueblo y era de los labradores más ricos de aquella época. Sus hijos eran: Martín, de 16 años; Miguel, de 14; Cándida, de 12; Francisco, de 9 y Juan, de 6.

La descripción de una de las casas de Francisco González nos dice que tenía "portal, tres cuartos, caballeriza y horno. Tenía de frente 30 pies de fachada, 45 de fondo, con abrotes para encerrar el fruto". La otra era "una vivienda baja, que consta de portal, 1 cuarto, cocina y cámara". Asimismo, Francisco García poseía numerosas tierras por el término.

LOS CLÉRIGOS, SUS FAMILIAS Y PROPIEDADES

LOS CLÉRIGOS, SUS FAMILIAS Y PROPIEDADES

El cura párroco de Bocígano era en 1752 D. Agustín López, de 32 años de edad. Tenía el rango de Vicario de Bocígano y sus anejos (Santuy, Bustar, Pinarejo, etc.). Su familia era una sobrinilla llamada Agustina, de 2 años. Tenía de sirvientes a María Eusebio, de 26 años e Isabel Eusebio, de 16.

D. Agustín López tenía las siguientes posesiones en Bocígano: 1 huerto de mediana calidad para hortalizas, de 1/2 celemín. El huerto era de forma circular.

En el año 1750 estaba D. Fernando Suárez-Barrio como cura decano de la Parroquia de Colmenar y sus anejos. Tenía 37 años de edad. Vivía con su hermano Diego, que era estudiante, de 22 años. Sus siervientes eran un chico y una chica llamados Francisco Martín Ramos, de 20 años e Isabel Larraberza, de 23.

Otra de las familias de renombre en aquella época era la de D. Blas Palomino. La familia Palomino, de la que quedan descendientes hoy día en Bocígano, era también poseedora de bastantes tierras y otros bienes como por ejemplo, colmenas. Poseía D. Blas 2 colmenas de cera y miel. Tenía además una fragua, pues era herrero. Blas Palomino tenía 50 años y era padre de un chico de 13 años: Agustín Palomino.


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La familia Serrano era propietaria de dos molinos, uno de ellos el famoso molino de "El Batán", al sur del pueblo. Asimismo, ésta familia poseía una colmena. También quedan descendientes de ésta familia hoy día en Bocígano.


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Por último citaré a otras familias con oficios distintos a los de la agricultura y ganadería:

Familias de:

-Pedro Bernardo (poseedor de un molino y oficio tejedor).

-Manuel Vicioso (tejedor).

-Pedro de los Peres (poseedor de 11 colmenas).

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En 1769, Bocígano seguía teniendo como anejos a las pequeñas aldeas de Bustar y Pinarejo. Ahora sí sabemos el número total exacto de habitantes que tenía. Había entre Bocígano y las otras dos aldeas un total de 332 habitantes, repartidos en 153 hombres y 179 mujeres. El mayor número de habitantes de ésos 332 correspondía a Bocígano, pues Bustar y Pinarejo sólo contaban con poco más de una docena de habitantes.

A finales del siglo XVIII, Bocígano y sus anejos aún pertenecían a Colmenar de la Sierra. Las aldeas pertenecientes a Colmenar eran ahora:

- Bocígano

- Peñalba

- Cabida

- Corralejo

- Bustar

- La Hiruela Vieja

- Santui

El total de habitantes de éstos pueblos y aldeas más Colmenar, era de 1.088 habitantes.

Bocígano era ya un pueblo más grande que Colmenar y con más habitantes y riqueza. La independencia de Bocígano con sus anejos de Bustar y Pinarejo se debió de producir poco tiempo después; debiendo alcanzar la municipalidad tras 1833, con la ley de ayuntamientos, al igual que muchos pueblos de España.

EL BOCÍGANO EN EL SIGLO XIX

EL BOCÍGANO EN EL SIGLO XIX

Tras 1833, como he señalado, se hizo la distribución general de términos municipales de España. Para entonces, Bocígano fue cabecera de municipio y se le dieron los límites que ha conservado hasta nuestros días.

La vida en Bocígano seguía en el siglo XIX más o menos igual que siempre, pero lógicamente se empezaban a ver cambios y mejoras que iban haciendo que en el recóndito pueblo de montaña se viviese con más comodidad. Una de las mejoras fue la aparición de la escuela.

Hacia 1850, Bocígano era así: Cabecera del Ayuntamiento cuyo término municipal medía 13 leguas. Pertenecía al Partido Judicial de Cogolludo del que distaba 7 leguas. Asimismo, pertenecía a la Audiencia Territorial de Madrid del que distaba 23 leguas.

El término limitaba al Norte con Riaza y Riofrío de Riaza (Segovia), al Oeste con El Cardoso de la Sierra y La Hiruela y al Este con Colmenar. En lo eclesiástico, Bocígano pertenecía a la Diócesis de Toledo y a la Vicaría General de Alcalá de Henares, de la que dista 17 leguas.

Las enfermedades más comunes eran el dolor de muelas y el reuma.

Tenía entonces el pueblo 70 casas, más un ayuntamiento, la iglesia y una escuela de niños de primeras letras, a la que solían acudir 20 niños y niñas. Estaba dotada con 130 reales para su sostenimiento económico.

La iglesia parroquial era la misma de siempre y que hoy conocemos: Santa María la Blanca. Estaba entonces servida por un párroco. También se dice, que dentro del término se encontraban fuentes de muy buenas aguas, las cuales aún funcionan hoy día.

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Entonces se seguía haciendo carbón vegetal con las ramas y leña de los abundantes bosques de roble y brezo.


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Los caminos que había entonces eran los que conducían a Riaza y Buitrago. ¿Carreteras?; imposible que en un terreno tan severo las hubiese entonces. Para ir a los pueblos inmediatos como Colmenar, Cabida o Peñalba había simples veredas en mal estado. Se viajaba a pie o en burro.

Respecto a la comunicación Bocígano con otras comarcas y provincias, el correo se recibía los sábados en la administración de Buitrago de Lozoya. Quién quisiera recoger una carta, debía trasladarse en burro o caballo hasta Buitrago para buscarla. Del mismo modo, quien quisiera enviar una carta a alguien, los sábados debía marchar a depositarla en la administración de correos de Buitrago.

La industria se reducía a un sólo molino harinero, lo cual sorprende, pues apenas cien años antes, funcionaban muchos. También estaba el carboneo.

La población de Bocígano era ya de 290 habitantes en 1850. El capital de producción era de 1.636,300 reales y pagaba de impuestos 69,993 reales.

Durante el comienzo del siglo XIX observamos que tanto Bustar como La Hiruela Vieja desaparecen del mapa sin dejar rastro. En 1850 ya es imposible encontrar ningún topónimo o dato sobre ellos. Debieron despoblarse y arruinarse por completo, pues no figuran ni siquiera como despoblados anejos a otros. Respecto de Santui, se le cita como caserío. Peñalba y Cabida constituían ya sendos ayuntamientos independientes.

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La vida siguió hasta nuestros días en Bocígano. Las circunstancias y situación municipal siguieron siendo las mismas.

En 1900, la población de El Bocígano era de 279 habitantes. En 1940 se construyeron un edificio nuevo para el ayuntamiento y las escuelas.

Hacia 1958, la situación de El Bocígano era la siguiente: En lo jurídico seguía perteneciendo al partido de Cogolludo. En lo eclesiástico pertenecía ya a la diócesis de Sigüenza-Guadalajara.

El término municipal medía 43,90 km2. de extensión y lindaba con los de La Hiruela, El Cardoso, Riaza, Riofrío, Colmenar y Peñalba.

Ya se había arreglado y mejorado la carretera que conduce a Buitrago a través de El Cardoso, Montejo de la Sierra y Gandullas.

El agua se recogía ya de una fuente situada en la plaza, la cual provenía de un manantial. Actualmente dicha fuente sigue en el mismo lugar.

Se contaban un total de 1.500 hectáreas de árboles (robles, brezo, etc.). La fauna era la que siempre ha abundado por aquí; zorros, lobos, jabalíes, conejos, perdices...

La agricultura de regadío y secano en pequeñas parcelas seguía teniendo importancia, así como el ganado lanar y vacuno.

Respecto a la industria, en éste año de 1958 funcionaba aún un molino de pienso de los tradicionales. Había ya dos tabernas en las que se vendían además muchos otros objetos de uso cotidiano, como es usual en los pueblos pequeños.

En cuanto a las comunicaciones, aparte de la recién arreglada carretera, el coche de línea más cercano paraba en Montejo de la Sierra, a 20 kms. Había también a nivel local dos bicicletas de propiedad particular, pero que es de imaginar que para determinados casos las usaba cualquier vecino pidiéndolas prestadas a sus dueños.

El servicio de correos estaba atendido por un "peatón" que debía ir a recogerlo a la administración más cercana y llevar periódicamente las cartas a Bocígano.

Estaba Bocígano formado por 75 edificios, 47 de ellos destinados a vivienda. En cuanto a los caseríos diseminados, eran en total 11 construcciones entre viviendas y corrales. Había en el pueblo además una posada para alojamiento de transeúntes viajeros. También estaba la escuela mixta, emplazada en el edificio nuevo, construido en 1940. Bocígano estaba atendido por un médico y en la iglesia un párroco. El total de habitantes en 1958 era de 200.

Apellidos Extraños

Se dice que durante la guerra de la Independencia de 1808, unos soldados del ejército invasor desertaron al pasar por Buitrago de Lozoya y se internaron por las montañas hasta llegar a El Bocígano, en donde algunos se quedaron a vivir con la intención de rehacer sus vidas e integrarse en España.

Esto al menos, fue lo que le contaron los ancianos de El Bocígano al montañero guadalajareño Jesús García Perdices cuando visitó el pueblo en 1977 y le llamo la atención la existencia de supuestos apellidos extraños entre algunos de los vecinos.

Estos apellidos, según dijeron, eran de origen polaco. Este es un curioso dato que poseemos sobre Bocígano durante los orígenes del siglo XIX y la guerra de la Independencia. Pero es poco probable su exacta certeza.

LA DISMINUCIÓN DE LA POBLACIÓN

LA DISMINUCIÓN DE LA POBLACIÓN

Desde 1950, Bocígano ha sufrido, al igual que muchos municipios rurales de España, una emigración de sus habitantes jóvenes.

Esta emigración se debía a varios factores que ahora no analizaré con detalle. Que si la ciudad atraía a los jóvenes, que si deseaban empleos más remunerados, que si no querían trabajar el campo...

En 1960, en Bocígano se alumbraban con candiles porque no había electricidad. Tampoco había agua corriente en las casas, se conformaban con ir a recogerla a la fuente. Sus habitantes siguieron así hasta 1980.

Mientras que en la mayoría de los pueblos la electricidad se instaló hacia 1920, en Bocígano no se puso hasta 1981. Imagínense la diferencia de nivel de vida de cualquier pueblo con energía eléctrica y Bocígano sin posibilidad de conservar los alimentos en un frigorífico, ahumándose con los candiles por las noches y sin agua corriente, con los consiguientes problemas de higiene.

¿Se hubiera frenado el proceso de emigración si se hubiese dotado al pueblo de mejores servicios en la decada de los 60?. Quizá sí, aunque siempre es arriesgado hacer hipótesis con respecto a qué hubiera pasado si.....

Lo realmente triste es ver la degradación de la demografía en Bocígano en éstos últimos 50 años. El número de habitantes decrece de una forma espantosa y parece que el pueblo va a desintegrarse. Todos los municipios rurales sufrieron en mayor o menor medida, pero El Bocígano y otros parecidos padecieron un varapalo bastante fuerte, llegando incluso algunos a despoblarse en la parte del Ocejón, a pocos kilómetros.

Efectivamente, Bocígano no se llevó la peor parte. Pueblos aún más internados en las montañas como Peñalba y Cabida quedaron aún más aislados. Otros, ya en la parte de la zona de los "pueblos negros" como La Vihuela, Corralejo y Roblelacasa, quedaron literalmente vacíos, habiéndose recuperado hoy día afortunadamente, excepto La Vihuela.

El montañero Jesús García Perdices, conocedor de ésta zona, nos habla de ésta manera tan triste al ver las ruinas de Roblelacasa en 1977:

"Esas chimeneas ya sin humo; ésas torres sin campanas son como dedos acusadores que nos señalan con dolor".

Los motivos de emigración obedecen a casos e historias muy particulares, pero, es sabido que el potencial ganadero de ésta comarca era muy fuerte. Los vecinos del cercano "pueblo negro" llamado Majaelrayo echan en algunos aspectos la culpa a los planes de reforestación de la zona que dieron al traste con la actividad ganadera y tuvo que irse mucha gente, pero el motivo fundamental del abandono de pueblos es el conocido fenómeno que impulsó a muchos a irse a otros lugares sobre todo a partir de la década de 1960.

Bocígano, afortunadamente no llegó a quedarse vacío, pero perdió el 90 por ciento de sus habitantes en treinta años. Todo el esfuerzo de siglos que había costado levantar el pueblo, ahora se venía abajo en solo tres décadas. Los que se fueron se asentaron en pueblos y ciudades mayores. Alcalá de Henares, Azuqueca, Getafe, Majadahonda...

No todos se convirtieron al modo de vida urbano. Hubo quienes se marcharon de Bocígano con sus ovejas y siguieron siendo ganaderos en otras localidades.


Evolución de la población de El Bocígano:

AÑO

HABITANTES

1769

1850

1990

1940

1950

1955

1960

1965

1994

332(1)

290

279

202

190

200

169

102

7(2)

(1) Más Bustar y Pinarejo

(2) Los días festivos y vacaciones regresan oriundos y visitantes y la población aumenta notablemente

FUSIÓN DE BOCIGANO Y EL CARDOSO DE LA SIERRA

FUSIÓN DE BOCIGANO Y EL CARDOSO DE LA SIERRA

Debido a la emigración del campo a la ciudad y al abandono de pueblos, a comienzos de la década de 1970 existían en varias provincias de España numerosos municipios que a causa de su ya muy mermada población, les era muy difícil continuar su andadura económica y social como ayuntamientos independientes. Por éste motivo, se produjeron numerosas fusiones y anexiones de municipios con pocos habitantes a municipios mayores. Así por ejemplo, en la provincia de Cuenca, los municipios de Fuentesclaras, Navalón y Jábaga se unieron dando lugar a un territorio llamado "Fuentenava de Jábaga".

En 1970, ante la ya escasa población de varios pueblos de la comerca donde está el Bocígano, efectuó la fusión del termino municipal de El Bocígano con los de Cardoso de la Sierra, Cabida, Peñalba y Colmenar de la Sierra. Desde entonces, la capital de éste nuevo territorio municipal se estableció en el Cardoso de la Sierra, donde reside el alcalde y se encuentra la escuela ó colegio público unitario para los niños de éstos pueblos.

La sede de la alcaldía y secretaría, como hemos visto, está en Cardoso de la Sierra, pero cada pueblo de los que forman en actual municipio tiene actualmente un consejo independiente representativo propio.

¿Porqué no se estableció la capital en Colmenar de la Sierra como en los siglos pasados, cuando Bocígano no era aún independiente?. Seguramente porque Colmenar sufrió una recesión de habitantes tan tremenda como Bocígano. Paralelamente, el pueblo de Cardoso de la Sierra, al estar situado en un terreno más accesible y estar dotado de mejores vías de comunicación y servicios, se mantuvo con una población más estable y se convirtió en el pueblo más habitado de la zona y con mayor comercio y comunicaciones. Aún así, su número de habitantes no pasa de los 200.

La unión de los términos municipales de Bocígano, Cardoso, Peñalba, Cabida y colmenar formó un territorio de 186 Km2 de extensión.

En 1971 había en Bocígano una escuela con una maestra para enseñar a los ya pocos niños serranos que quedaban. En 1976 se menciona que Bocígano tenía escuela "unitaria"; quiere decir ésto que existía una escuela común para niños de varios pueblos. Lo que no queda claro es si ésta estaba situada en el propio Bocígano o bien estaba en Cardoso, como ocurre hoy día.

Actualmente, la única escuela que funciona para toda la comarca es la de Cardoso de la Sierra. Tiene el encanto de las escuelas rurales: Una habitación en el piso bajo del viejo ayuntamiento de piedra donde los alumnos de todas las edades del pueblo aprenden las materias entre el silencio de las montañas y las hojas de los robles y hayas.

EL BOCIGANO HOY EN DÍA

EL BOCIGANO HOY EN DÍA

Hacia 1981 se trajo hasta el pueblo una línea de electricidad y se colocaron varias farolas en las principales callejuelas. También se asfaltó la única carretera de acceso. Más o menos por entonces se hizo una pequeña red de cañerías para conducir agua a las casas.

Actualmente, El Bocígano es un pueblo que conserva el típico sabor serrano con sus casas de piedra y vigas de madera, su vieja iglesia, sus cuestas de tierra con su reguerillo en medio, el ambiente de montaña y el gris metálico de sus rocas. Todo ello combinado con recientes reformas y ligeras modernizaciones.

Cuenta el pueblo pocos habitantes censados oficialmente, pero en realidad Bocígano cuenta con muchos más residentes ocasionales, y son los que un día se tuvieron que marchar y sus descendientes. Ellos regresan a su pueblo los fines de semana y vacaciones. También acuden al lugar algunos visitantes ocasionales y bastantes el día de las Fiestas. Es entonces, cuando las callejuelas de tierra de El Bocígano vuelven a llenarse de personas charlando, niños corriendo y jugando, tiñendo con sus voces la atmósfera del pueblo y parece que las casas y la vieja torre de la iglesia se alegran y recobran vida brillando más. Es también entonces cuando los viejos hablan junto a la fuente y los jóvenes juegan al fútbol en la pradera mientras los caballos pastan de la hierba.

La aparición y extensión de la red de Internet ha permitido que muchos vecinos del pueblo que viven fuera hayan podido comunicarse fácilmente y crear foros, etc., enriqueciéndose y divulgándose notablemente la cultura y vida del pueblo. En 2006 ha llegado por primera vez el servicio de Internet a El Bocígano. La asociación cultural de Amigos del Olmo es una excelente iniciativa para la conservación del patrimonio cultural y ha creado recientemente una página web dedicada al pueblo.

El día de la fiesta de San Miguel, cuando se celebra el rito de "la Machada", se llena aún más el pueblo de gentes de varios lugares que acuden a ver la interesante celebración y con alegría a tomar las migas con chorizo.

Cuando pasan las nevadas y el frío del largo invierno de la comarca, se sacaban a la plaza unos columpios para niños que durante la estación fría permanecen guardados en el antiguo horno de hacer el pan.

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Actualmente en Bocígano se producen a nivel casero algunos productos de matanza (chorizos, jamones, etc.) y también hay colmenas para elaborar miel de elaboración artesana.

Expectativas de futuro

Actualmente se han construido en el pueblo varias casas nuevas intentando respetar el estilo serrano de piedras de mampostería y en ellas han establecido su segunda residencia algunos descendientes del pueblo que regresan en vacaciones o también para nuevas personas que hayan escogido éste pueblo para descansar e incluso alquilar por épocas alguna vivienda.

A mediados de la década de 1990 se pavimentó la plaza, que hasta entonces era de suelo natural. Poco después se reconstruyó la fuente y el cerco del árbol de la plaza.

Funciona también una taberna desde hace un tiempo. Desde mediados de la década de 1990 el Bocígano está experimentando un cierto incremento de mejoras en su desarrollo y conservación, que culminan en la buena restauración de la iglesia hacia el año 2004, siendo inaugurada por el Obispo de Sigüenza en 2006. Parece que hoy por hoy, el pueblo está ya libre del fantasma de la despoblación que sufrió hace unas décadas.

Ojalá nuestro pueblo pueda continuar su historia que empezó hace siglos con unas cuantas chozas y unos pastorcillos, y en el futuro inmediato pueda ser un claro ejemplo más de vida natural y tipismo de la comarca para admiración de todos los que quieran comprender y querer a éste lugar. Se merecen un buen futuro éstos pueblos serranos que tanto lucharon en los siglos pasados para ser cada día mejores.

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En 1998 el pueblo saltó por primera vez a los medios de comunicación al aparecer allí dos montañeros perdidos, cuya noticia fue seguida por los telediarios y periodicos de España. A continuación se reproduce la noticia literalmente desde "El Pais Digital":

 

 

"Los dos montañeros sobrevivieron tres días en la nieve, refugiados entre rocas y atrapados con ramas

"Nunca el miedo fue superior a la esperanza", dijeron los jóvenes, que no sufrieron dañosLos jóvenes perdidos en la sierra vieron pasar cuatro veces a los helicópteros que les buscaban


RAFAEL FRAGUAS (El pais), - Lozoyuela - 29/01/1998


Comenzaba a anochecer. Dos jóvenes se adentraron con paso cansino en la aldea de Bocígano, en la linde de la provincia de Guadalajara. Regresaban de una pesadilla vivida a 2.000 metros de altura, a 14 grados bajo cero y a 80 kilómetros de Madrid. "¿Sois vosotros los que estabais perdidos desde el domingo?". "Sí". "Venid para acá". Javier Giménez y Paco del Pozo, bomberos de la Comunidad presentes en el pueblo en labores de rastreo, comenzaron a despeinar al más alto de los dos recién llegados en un gesto de alegría. Luego los abrazaron. Eran Eduardo Bermejo, de 21 años, y Eloy Catalán, de 16, los dos montañeros perdidos durante tres días interminables entre la niebla, el viento y la nieve de la sierra de Ayllón (Segovia). Habían conseguido sobrevivir gracias a un aplomo especial que les permitió mantener la calma, administrar sus escasos alimentos (mandarinas, pan y espaguetis), dormir abrazados, nunca más de media hora cada uno, en huecos de rocas sellados con ramas y, sobre todo, darse mutuamente masajes para evitar la congelación. "La niebla nos traicionó en el pico del Lobo [2.263 metros de altitud]", dijo Eloy con una sonrisa. "Pero nunca el miedo fue superior a la esperanza", confesaron los dos jóvenes, aturdidos, pero a salvo y con sus familiares, en el parque de bomberos de Lozoyuela, donde fueron sometidos a un reconocimiento médico.

"Mirábamos adelante, atrás y a los lados y sólo veíamos montaña" dicen los alpinistas

Ellos desconocían la movilización organizada para rescatarles, que había congregado en las estribaciones de la sierra a sesenta guardias civiles y otros cuarenta efectivos de bomberos de la Comunidad, Protección Civil y de la Cruz Roja, así como cincuenta montañeros especializados que se presentaron voluntarios para colaborar en las tareas de rescate. Una de las mayores dificultades para localizar a los extraviados fue que la niebla creciente impidió durante tres días completos a los helicópteros de la Guardia Civil y del Servicio de Emergencia y Rescate de la Comunidad de Madrid sobrevolar por encima de los 1.700 metros de altitud y localizar su rastro, perdido a 2.000 metros. Ayer por la mañana, tras casi 40 kilómetros recorridos, en las inmediaciones de las abandonadas minas de oro, avistaron en cuatro ocasiones un aparato. Agitaron las manos y los brazos sin resultado.La jornada de ayer había comenzado para ellos con la determinación firme de alcanzar un pueblo en las faldas de la sierra de Ayllón. Se acercaba el atardecer y la extenuación comenzaba a apoderarse de ellos. Fue entonces cuando divisaron la aldea de Bocígano, habitada por nueve vecinos.

A paso lento, pero firme, apoyándose cada uno sobre un bastón de esquí, Eduardo y Eloy, enfundados en sus zamarras montañeras y con sus botas de marcha, entraron a la aldea por la calle de Hontarrón. En la plaza, se encontraban los lugareños junto con una patrulla de bomberos de la Comunidad y efectivos de la Cruz Roja. Dispositivos similares, se hallaban en pueblos contiguos como El Cardoso.

El atuendo rojo de Eduardo hizo creer a los bomberos, que se encontraban ante un colega. Pronto se dieron cuenta de que no era así. Tras los abrazos, fueron todos al bar de Juan Enrique Palomino quien les sirvió un café con leche. "Corto de café me lo pidieron", señaló el propietario.

Para calentar a los montañeros, les encendieron la estufa de gas y les dieron calcetines y calzado seco. "Se les veía sobrados, con mucha fuerza", comentó Iñaki Díez, veterinario de Bocínago. Tras relatar brevemente su peripecia, telefonearon a desde allí mismo a sus padres en Riaza. Apenas 40 kilómetros les separaban."

 

LA LEÑA

LA LEÑA Una de las actividades tradicionales de la vida de El Bocígano ha sido la de cortar la leña. Esta, tan necesaria en las casas en época de frío para calentar las casas en los hogares de chimenea de campana y para hacer las comidas, la van a recoger los del pueblo por los abundantes bosques de robles de la zona. Los buenos serranos parten del caserío del pueblo con su pequeño hacha y cuerdas para formar los hatillos.

LA TRANSHUMANCIA

LA TRANSHUMANCIA

Una de las labores importantes que ha tenido Bocígano a lo largo de su historia es la de la transhumancia.

A lo largo de las cañadas, caminos y cordeles, los pastores de éstas tierras serranas han recorrido kilómetros y kilómetros para conducir su ganado, sus enormes rebaños a otras lejanas tierras para evitar los rigores del invierno.

La partida de los pastores transhumantes era algo cargado de emoción. Se iban muy lejos, y a pie. Hoy en día aún se practica la transhumancia en varios puntos de España, pero no son éstos tiempos los mismos que aquellos. Entonces se iban hijos y familiares a cientos de kilómetros y ni existía el teléfono ni el tren, ni el automóvil, que hoy en unas escasas horas te pone en el lugar que se necesite si surge algún problema. Se iban y no se sabía de ellos en muchas semanas, a no ser que enviasen alguna carta.

Partían con su zurrón cargado, conduciendo sus ovejas merinas. Los pastores transhumantes solían ser muchos de ellos mozos solteros. El recorrido no lo sabemos con exactitud, pero lo más probable y seguro es que tomasen un camino pastoril hasta Buitrago y allí enlazasen con la Cañada Real Segoviana que baja por toda la provincia de Madrid. Después, enlazarían con la Cañada Real Leonesa en tres posibles puntos: El Espinar (Segovia), El Escorial (Madrid) o bajando hasta Villamanta y continuando hacia el oeste hasta Las Rozas de Puerto Real por donde seguirían el camino. Una vez en la Cañada Leonesa, bajarían ya directamente hasta Extremadura, que era su punto de destino.

En el censo de Floridablanca del año 1786, se define así a los transhumantes de El Bocígano:

"Todos tienen como ocupación sus cortas labores. Los mozos solteros bajan a invernar a Extremadura con sus ganados merinos transhumantes".

Era la gran "aventura" de los jóvenes de El Bocígano para ver otros parajes, otros pueblos y lugares tan distintos de los suyos. A lo largo del camino se hospedaban en chozas, casillas, navas, majadas, etc. Casas pastoriles que todos los años esperaban a los pastores que venían de El Bocígano y sus pueblos cercanos conduciendo grandes rebaños que se alimentaban en los pastos y praderas del camino. En las chozas, al amor del fuego, recordarían su pueblo de origen, su familia, su novia...

La fiesta de despedida de los mozos que se iban era casi un ritual. De ella procede el actual rito de la fiesta de "La Machada".

Al finalizar el frío, desde el llano extremeño, con sus pueblos grandes y encalados, los pastores transhumantes volvían con sus rebaños de nuevo por las Cañadas Leonesa y Segoviana, hasta su tierra en donde les esperaba una calurosa y festiva acogida y recibimiento.

Recordemos una popular canción la canción que canta a los pastores transhumantes:

"Ya van los pastores a la Extremadura

y dejan la tierra

triste y oscura"

Qué alegría debía ser para los vecinos del pueblo cuando los pastores aparecían de nuevo bajando por la cuesta de la plaza de el Bocígano.


AGRICULTURA Y GANADERIA

AGRICULTURA Y GANADERIA

La actividad agrícola en El Bocígano se caracteriza por la explotación de parcelas de terreno de no muy grande extensión. Muchos de éstos cultivos se hallan cercados por unas pequeñas cercas de piedra, característica muy tradicional de las zonas montuosas en general.

Desde los orígenes del pueblo, los habitantes ya labraban la tierra y sembraban pequeñas cosechas de hortalizas en los huertos y también algunos que otros cereales. En el siglo XVIII, la agricultura en Bocígano era abundante. La mayoría eran tierras de regadío en las que se cultivaban varias hortalizas.

También se cultivaban linares de los que se extraía el lino para confeccionar tejidos. Éstos estaban produciendo continuamente y sin intermisión.

Había también sembraduras de secano con intermisión de un año sí y otro no para guardar el barbecho. El cereal más corriente era el centeno.

También existían unas hermosas plantaciones de árboles frutales que estaban situadas en el medio de las tierras y también a las márgenes. Los árboles frutales que había eran cerezos, guindos, perales, manzanos y nogueras o nogales.

La tierra se labraba y se ha seguido labrando hasta hoy con el tradicional arado romano arrastrado por una yunta.

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MEDIDA TRADICIONAL DE BOCIGANO

La medida tradicional de éstas tierras era el PUÑO, que está compuesto de 400 ESTADALES EN CUADRO.

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En el siglo XIX la principal producción agrícola del pueblo era de centeno, patatas y lino.

En el año 1960 había unas 6 hectáreas de regadío regadas por el agua de los manantiales. Las parcelas habitualmente son de una media de 30 áreas de extensión. Se cultivan en ése año patatas, coles y otras hortalizas.

El precio de una hectárea de tierra de regadío estaba en unas mil pesetas. En cambio, el de una hectárea de secano bajaba a las 150 pesetas.

En 1971 se cultivaban 60 hectáreas de secano, 2 de regadío y ninguna de legumbres. Actualmente se siguen cultivando algunos huertos.

Los huertos de El Bocígano suelen estar en terrenos inclinados y con pendiente, dado lo irregular del terreno. La tierra es húmeda y fértil, debido a los largos meses de nieve y humedad y a la abundancia de mantillo procedente de las hojas caducas de los árboles y matorrales.

Las actuales producciones agrícolas del pueblo son fundamentalmente para uso propio del agricultor.

Respecto a la ganadería, ya hemos visto el gran número de cabezas de ganado que había en Bocígano en el siglo XVIII. También hemos explicado la importancia del pastoreo transhumante.

En el siglo XIX seguía siendo importante la cría del ganado lanar merino y cabrío, además del ganado vacuno. Hasta entrado el siglo XX, el ganado más importante ha correspondido a la cría de asnos, chotos y vacas, cerdos y el ganado lanar. Hoy en día se crían en Bocígano cerdos, ganado vacuno, hermosos caballos y mulas.

SANTUI (EL REAL SITIO DE SANTUI)

SANTUI  (EL REAL SITIO DE SANTUI)

En el camino o carretera que va desde el Cardoso de la Sierra a Bocígano, en la margen izquierda, existe un caserío llamado Santui, que antiguamente también era escrito su topónimo con y griega al final: Santuy.

La historia de éste lugar es muy antigua. Tal vez surgió cuando no existía ningún pueblo alrededor. Su matriz, su origen está en el Señorío de Buitrago.

¿Qué era Santui y qué es ahora?. Santui fue un monasterio fundado por la orden Cisterciense en aquellos altos parajes, un lugar idóneo para la meditación y el silencio. Su fundación no se sabe con certeza, pero pudiera ser del siglo X, como tantos otros monasterios de la conocida y omnipresente orden.

La dedicación de éste monasterio estaba a cargo de un Santo llamado San Audicio ó San Audito, que fue martirizado en Buitrago en los comienzos del cristianismo.

En aquella lejana época de la fundación de Santui, no existiría Bocígano, pero mucho tiempo después, Santui pasó a depender de nuestro pueblo, cuando ya había desaparecido el edificio del monasterio.

La historia de éste lugar sucedió así: después de ser monasterio, perteneció a la Orden de Santiago. Luego fue regalado a la Basílica de Santa Leocadia de Toledo y finalmente fue adquirido por el Cardenal Cisneros para uso de los docentes del Colegio Menor de San Ildefonso de la Universidad de Alcalá de Henares. Esto último ocurrió en el año 1510. El objeto de la compra del priorato de Santui era que allí se pudieran retirar a descansar los del colegio.

La relación del Cardenal Cisneros con Santui motivó que en 1974 se colocase una placa en el lugar, por los estudiantes de la universidad de Salamanca, que dice: "AL CARDENAL XIMENEZ CISNEROS, QUE PENSÓ PASAR LOS ÚLTIMOS DÍAS DE SU VIDA EN EL MONASTERIO UNIVERSITARIO DE SAN AUDITO O SANTUI, RODEADO DE AMENA SOLEDAD".

En el siglo XVII, el historiador Diego de Colmenares visitó las ruinas del monasterio y vio entre los escombros la tumba del infante D. Sancho de Castilla, que según parece, murió en 1199.

Así llegamos hasta el año 1780. Carlos III suprime los colegios menores y el terreno de Santui es vendido a particulares. Se instaló allí una fábrica de cristales, de la cual aún es posible encontrar restos de vidrio por el suelo.

A lo largo de todo el siglo XIX y parte del XX, Santui estuvo en manos de particulares. En la guerra civil de 1936 fue cuartel republicano. Después fue comprado por la familia Yagüe, que lo tiene hasta hoy. Allí hoy se encuentran algunas casas bajas y la principal, de 2 plantas, de fachada blanca, en cuyo interior hay muchos dormitorios, una cocina y una capilla.

Sin embargo, no queda ni rastro del monasterio, ni hoy en dia se sabe dónde está la tumba de D. Sancho, ni dónde estaba exactamente ubicada la fábrica de cristales, ni donde se encontraba el Palacio del Cardenal Cisneros. Tal vez las piedras fuesen utilizadas para hacer las actuales casas ó tal vez se llevaran piedras a otros pueblos o estén enterradas en el suelo. Sólo se ven por allí restos de una columna del monasterio empotrada en una valla y unas cruces blancas en las tapias del caserío.

En el territorio de Santui, la Iglesia de Bocígano tenía posesiones, como por ejemplo, tierras de secano, "de ínfima calidad"[1]. Eran en total 31 las fincas que la parroquia de El Bocígano tenía en el lugar.

El "Catastro de Ensenada" ya llama a éste lugar "Real sitio de Santui", en 1750. Por aquel entonces vivía allí el Canónigo D. Manuel Castañeda, de 49 años al que se cita como "Canónigo en la Real Casa de Santui". Santui perteneció al término municipal de Bocígano hasta la fusión con Cardoso de la Sierra en 1970.



[1] Catastro de Ensenada, 1750

LA GUERRA CARLISTA EN BOCIGANO

LA GUERRA CARLISTA EN BOCIGANO

Durante éstos enfrentamientos entre carlistas e isabelinos en el siglo pasado, se ve que los primeros elegían muchas veces las montañas como lugar para esconderse y realizar muchas veces, sus tropelías, asaltando y robando, cosa que desgraciadamente hicieron por muchos lugares.

Por las montañas de la comarca de Bocígano también estuvieron y hubo enfrentamientos y al final de la guerra, algunos se quedaron a vivir por éstos pueblos.

En una ocasión, un carlista, que al acabar la guerra, se disfrazó de pastor y vivía en Bocígano, fue haciendo "amistad" con uno del pueblo, quien poco a poco fue tomando confianza con el carlista, pero todo era ficticio, pues un día, el del pueblo convenció al ex-soldado para que le acompañase a la plaza y allí, el habitante del pueblo desveló la identidad del otro y lo entregó a las autoridades isabelinas, según cuentan hoy los de Bocígano, que lo han oído a sus padres y abuelos.

HISTORIAS DE TESOROS

Hasta hoy en día, es popular entre los habitantes del pueblo la ilusión de que por las montañas que rodean el pueblo hay tesoros escondidos.

Todo está originado cuando los carlistas marcharon hacia el norte al acabar la guerra. Rápidamente se divulgó la noticia de que éstos habían llenado las montañas de tesoros, escondiendo objetos de gran valor bajo las piedras y las rocas. Esto ha motivado búsquedas a lo largo de éste tiempo, sin que hasta ahora se haya encontrado nada.